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Lore
Empuñaduras Lealtad Dentada
"No creo que ninguno de nosotros sea el mismo cuando esto termine". (El Cuervo)
El Cuervo ya estaba recargando su arma cuando el extraño cuerpo sin vida de un combatiente de la colmena se estrelló contra el suelo del bosque.
Glint voló hacia el cadáver en silencio. El Cuervo fingió no darse cuenta y siguió caminando por el bosque. "Todo el día ha estado de mal humor", pensó Glint y dio un suspiro estático. "Un tiempo a solas le vendrá bien".
Cuando llegó al combatiente de la colmena, Glint resistió el reflejo absurdo de escanearlo en busca de compatibilidad. En vez de eso, solo hizo una inspección: observó los brazos fuertes que podían resistir el retroceso de armas pesadas; la gruesa carcasa, construida para absorber el impacto de todo tipo de artillería; los restos de un escudo óseo que crepitaba cerca, lo bastante potente como para proteger…
El espacio junto a Glint osciló tan pronto apareció un espectro de la colmena blanco hueso.
Los dos se detuvieron cautelosamente en el aire.
"Hola", susurró el espectro de la colmena después de un momento. "No pasa nada". Su voz era sorprendentemente suave.
Su ojo verde parpadeó de una forma reconfortante y comenzó a enfocar Luz.
Glint flotaba de forma inestable. El Cuervo estaba a unos metros de distancia y se movía cautelosamente entre los árboles. "No deberías…".
"Todo estará bien", dijo, se acercó más al suelo y vertió Luz sobre el combatiente de la colmena caído. Los helechos circundantes temblaron por el flujo de energía repentino.
"Espera", le pidió Glint. El espectro lo ignoró. La gruesa armadura del combatiente de la colmena comenzó a formarse de nuevo.
"¡Cuervo!", gritó Glint. "¡Cuervo, por aquí!", y voló hacia él sin mirar hacia atrás.
