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Lore
Grebas Cénit Solar (majestuosas)
Hoy, ha habido otro malentendido con final feliz. Klyfiks, un joven ingeniero, observaba a una humana que se esforzaba en vano por reparar una máquina que, a pesar de los mejores intentos de la humana, seguía desprendiendo un humo espeso y aceitoso. Con curiosidad, Klyfiks esperó hasta que la humana se rindió y se fue.
Esperó al anochecer y, entonces, Klyfiks se acercó a inspeccionar la máquina. Decidido a ganarse la confianza de la humana, Klyfiks robó la máquina y se la llevó a la Casa de la Luz. Trabajó toda la noche para repararla, valiéndose de nuestra chatarra como gesto de buena fe.
Al despuntar el alba, Klyfiks devolvió la máquina reparada al lugar donde la había encontrado y se ocultó en la distancia para observar la reacción de la mujer. Ella la encendió y se quedó perpleja cando la máquina rodó suavemente carretera abajo. Seguía soltando un poco de humo, pero, al menos, se movía.
Para disgusto de Klyfiks, la mujer se enfureció. Tal como descubrí más adelante, soltar humo era, al parecer, el principal propósito de la máquina, que tenía la función de curar carne de origen animal. Desconozco los pormenores de tal aparato.
Aunque la máquina ya no produce humo de la forma adecuada, ahora viaja a 20 kilómetros por hora en línea recta y con una cantidad mínima de combustible. Los niños la han estado usando para corretear por el barrio todo el día. De hecho, los he visto reuniendo suministros para añadir un sistema de dirección.
Finalmente, Klyfiks y yo concluimos que había hecho algo muy positivo.
