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Lore
Borceguíes Illuminus (majestuosos)
"Quizá te rechacen", le advirtió Misraaks. "A las técnidas no les gustan los forasteros".
"Entiendo", contestó la escriba. "Pero, aunque se nieguen a educarme, quizá logre acceder a sus archivos de datos. Eso valdría tanto como toda una vida de conocimiento".
"No tienes toda una vida para estudiar", advirtió Misraaks. "Tenemos que reunirnos con los elixni pronto. Necesitan un guía. Debemos encontrarlos, antes de que sea demasiado tarde".
"Aprenderé todo lo que pueda y tan deprisa como pueda". La escriba extendió sus manos con las palmas hacia el suelo, en señal de lealtad.
Misraaks deseó poder congelar ese momento.
"Recuerdo cuando eras una pequeña cría. Las técnidas te visitaron de noche y te despertaste llorando".
"Lo recuerdo", respondió la escriba. "La verdad es que todavía les tengo miedo. Pero, para encontrar la Luz, debemos ver más allá de nuestros miedos".
Entonces, Misraaks la miró con otros ojos. La escriba brillaba con un resplandor inédito, era una mezcla de alegre optimismo y siniestra determinación. "Por fin ha encontrado su camino hacia la Luz", se dijo.
"Estoy orgulloso de que mi hija sea una escriba tan valiente", declaró, dejando a un lado las formalidades.
"Gracias", respondió Eido, sorprendida por el tono de su padre. "Y yo tengo suerte de que mi padre sea un kell tan sabio".
