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Lore
Borceguíes Cacería Salvaje
Muévete con sigilo.
IV
Vynriis fue la primera en detectar movimiento. Veinte metros hacia el horizonte. Una masa pesada de músculos y metal cabal de alta densidad ascendía por una columna de piedra en su línea de fuego. Resoplaba, saltaba e impactaba en el suelo como un peso muerto. Sus huesos se estremecieron.
Los tres cambiaron al canal privado de sus transmisores. "Bestia a la vista".
Gaelin-4 y Nivviks se desplazaron lentamente a su lado, procurando no llamar la atención en el silencio de la noche. Esa bestia era cabal, aquella armadura roja de la Legión que embutía una masa de músculo y carne no dejaba lugar a dudas. Por su espalda y torso había tentáculos mutantes que se deslizaban por los huecos de la armadura. Tenía las manos fusionadas alrededor de dos enormes cuchillas que araban zanjas en el suelo mientras rodaba hacia las llamas.
"No parece normal para una furia", comentó Vynriis.
"Vieja. Tal vez una de las primeras. ¿Un fugitivo de Cuervo?", murmuró Nivviks. "Se habría podido evitar. La Araña se enfadará".
El gladiador furia despedazó los restos del trasporte. Las llamas le abrasaban la carne expuesta, pero no parecía notarlo. El aceite prendió fuego a las cuchillas del gladiador.
"Yo me encargo". Gaelin-4 se puso en pie y se dirigió hacia la furia. Se tambaleó para ponerse de cara a él y soltó un aullido torturado. Gaelin activó una bomba de humo con una mano y la lanzó a la boca de la furia con un fogonazo de Luz de vacío. Tras un estallido sordo, le empezó a salir humo violeta de la cabeza y la furia se tambaleó entre los vapores. Sus escalofriantes gritos proyectaban columnas de humo hacia el cielo estrellado.
Gaelin se arrodilló y se colgó Transfiguración del hombro. Descargó cuatro rondas pesadas de arco que agrietaron el casco de la furia. Aulló y se abalanzó hacia él. Los tentáculos se impulsaban en la tierra para mover rápidamente su cuerpo. Disparó el Tiro en la sombra que tenía preparado. La Luz del vacío ensogó a la furia y la ancló al centro de su existencia. La bestia osciló y perdió el equilibrio. Su cara impactó contra el suelo y su casco quedó destrozado.
La criatura enloquecida se alzó, le salía humo de las fosas nasales como si fuera un demonio. Se retorcía con todas sus fuerzas para soltarse, le estallaban las venas por el esfuerzo.
"Sigue así y acabarás agotado". Gaelin-4 caminó alrededor de la furia colocando estacas en el suelo para la jaula de arco. Cuando se sacó la tercera del cinturón, sintió que algo se rompía en su interior. ¿Ha podido romper la soga de vacío?
Del humo moribundo arrojó un tentáculo. Lo esquivó y vio la hoja flamígera justo a tiempo para rodar y activar su invisibilidad. Activó otra bomba de humo con una mano y golpeó a la bestia entre los ojos. Se agitó y dirigió sus tentáculos hacia él. Gaelin rodó y se acercó, fusil en mano. Dejó caer las dos primeras y empezó a reposicionarse, pero el suelo se abrió a sus pies con un estallido. Un tentáculo le atravesó el muslo y lo colgó en el aire, dos más le rodearon la cabeza y el pecho. Activó una granada de picos con la rodilla. Chisporroteó y emitió un fogonazo de Luz de vacío. Cortó los tentáculos con el rayo y soltaron fuego de alma a borbotones.
El torrente encendió la granada y la mitad del brazo derecho de Gaelin-4. Se le cayó el fusil. Antes de que pudiera pensar, la furia estampo al exo contra el suelo y le inmovilizó la pierna. Gaelin no podía respirar. Alzó sus horripilantes cuchillas. De debajo de su capa, sacó Solitario y le disparó en un ojo. Eso lo propulsó por el aire y cayó contra una piedra puntiaguda que sobresalía del suelo. Fragmentos de roca cayeron a su alrededor. Gaelin sintió el pinchazo y una enorme púa de piedra apareció en su pecho. La caída le había destrozado la cadera. No podía levantarse y todo se oscurecía. Vio una sombra, rayos que pasaban por encima de él. Presión.
