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Lore
Mandato de fortaleza
"El poder hace lo correcto".
Amanda Holliday maldecía mientras reajustaba el sistema de escape de la hipernave. La fundición Häkke hacía armas increíbles, pero la ingeniería aeroespacial no era su fuerte.
"¿Es uno de los luchadores nuevos?". La pregunta venía de una voz profunda que retumbó a por el hangar del CLME.
Con un suspiro, Amanda deslizó su camilla de debajo de la nave y se puso en pie. "Solo es un prototipo, pero…".
Dejó caer su llave inglesa y se encontró cara a cara con la emperatriz Caiatl.
"Es decir, sí, su… eh… majestad". Amanda se limpió el aceite de las manos.
Caiatl puso una mano en el casco de la hipernave, sus dedos rozaron delicadamente la superficie metálica. "Tosco", dijo, "pero evoca poder y eficiencia".
"La especialidad de Häkke", respondió Amanda. "Es más importante la función que la forma".
"Es algo que valoro", dijo Caiatl. "En una guerra librada con magia de la colmena y la Oscuridad, le doy la bienvenida a la sencillez de la artillería pesada".
Amanda se rio, muy a su pesar. "Sí…, brindo por eso".
Amanda relajó los hombros. Se apoyó en su mesa de trabajo y esperó a que la emperatriz terminara su inspección.
"Yo antes era piloto", dijo Caiatl. "Cuando volaba por los cielos de Torobatl, sentía una libertad que me alejaba del suelo. Como si…", se detuvo, como buscando las palabras.
"Como si dejaras atrás todos tus problemas", terminó Amanda en voz baja. Sabía de lo que hablaba.
"Sí", dijo Caiatl y se dio la vuelta para irse. "Espero ver el prototipo en acción. ¿Lo pilotarás tú?".
"No se lo confiaría a nadie más".
Caiatl hizo un sonido que a Amanda le pareció una risa. "Ni yo, contramaestre. La Vanguardia tiene suerte de contar contigo".
Asintió en señal de despedida y Amanda volvió a su trabajo.
