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Lore
Túnica de celestina (majestuosa)
El engendro más pequeño
Eido se cernía sobre el grupo de crías con el rostro iluminado únicamente por el resplandor del panel de control del tanque de éter. Las crías se agarraron las manos unas a otras con miedo y se acurrucaron en busca de seguridad. La escriba continuó su relato.
"Había una vez un engendro. El engendro más pequeño de su grupo. Peleaba por su parte de éter oscuro, pero sus hermanos más fuertes a menudo obtenían más que él".
Las crías murmuraron en señal de simpatía.
"Soñaba con matar algún día a un guardián y demostrarles a sus hermanos que era fuerte. Pequeño, pero fuerte". Eido flexionó la parte inferior de sus brazos de forma amenazante.
"Un día, un guardián llegó a su guarida con la esperanza de robar su preciado éter oscuro". Las crías miraron con preocupación el tanque de éter cercano mientras Eido continuaba. "Fikrulkel ordenó a los engendros que atacaran. ¡Por fin! El engendro más pequeño tenía la oportunidad de demostrar su valía".
Eido se inclinó hacia delante entrecerrando los ojos. "El más pequeño de los engendros cargó hacia delante, sin miedo, incluso cuando sus hermanos eran abatidos a su alrededor. Se lanzó contra el guardián y ¡BUM!", la escriba gritó dando una palmada con ambos pares de manos. Las crías saltaron y chirriaron de miedo.
Eido bajó la voz a un susurro. "El pequeño engendro explotó contra la brillante armadura dorada del guardián. Tuvo éxito en su misión".
"Pero", continuó Eido sacudiendo la cabeza con tristeza fingida, "el guardián ni siquiera se dio cuenta. El engendro era demasiado pequeño y su explosión no supuso ninguna diferencia. Ninguna".
